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El servicio: “Camino de fe y entrega para la transformación de nuestra sociedad”

Foto del escritor: Tiempo MagisTiempo Magis

Escrito por:

Carolina Flores Maraboli

Coordinadora Territorial Bio Bio


Sebastián González

RJI Bio Bio

Se ha señalado que “servir es el arte supremo”, este arte es un acto de generosidad y compromiso que trasciende las barreras del egoísmo y la indiferencia, una manifestación del amor que Jesús nos enseñó e invita, “a amarnos los unos a los otros, como él nos ama”, una forma y visión de vida, en donde el servicio social y comunitario ocupa un lugar central, y los jóvenes desempeñan un papel fundamental en esta tarea dentro la sociedad y el mundo en que vivimos.

El servicio como visión de vida se convierte en una de las formas de encuentro con Dios en los demás, en los rostros de los más necesitados, una entrega desinteresada y a la vez en un compromiso activo por la justicia social tan anhelada, viviendo para y con los demás. Siendo posible la consonancia con el modo de vivir en el mundo, nunca solos, sino que con Dios y con los otros, siguiendo uno de los valores fundamentales de Jesucristo.

Es importante destacar que el servicio no se debe limitar a la asistencia y ayuda material, sino que busca abordar las causas profundas de las injusticias y promover cambios sociales sistémicos arraigados en nuestra sociedad. Se trata de trabajar por la justicia social, la igualdad y la dignidad humana, reconociendo la interconexión entre todos los seres humanos y el compromiso de construir un mundo más justo para todos, uno más digno y amable, basado en el pleno respeto y amor.

San Ignacio de Loyola, creía en la importancia de ayudar a los más necesitados como una manera de responder al llamado divino y de vivir la fe de manera activa y tangible. Para Ignacio, el servicio no era solo una acción, sino una oportunidad para crecer espiritualmente y buscar la voluntad de Dios en la entrega a los demás. Un servicio social que lleva a la formación de una real hermandad entre todos, haciendo de la paz y el sufrimiento un sentimiento común y acompañado.

Son los jóvenes quienes desempeñan un papel esencial en el servicio social y comunitario, ya que representan la fuerza vital de una sociedad en constante transformación. Su entusiasmo, energía y compromiso pueden marcar la diferencia en la vida de las personas y en la construcción de un mundo más justo y solidario. Además, los jóvenes suelen ser sensibles a las necesidades de los demás y poseen la capacidad de cuestionar las estructuras injustas y luchar por un cambio social significativo.

La espiritualidad ignaciana invita a los jóvenes a discernir sobre su llamado y vocación en el servicio. Los anima a cultivar una actitud de apertura y disposición para escuchar las necesidades de los demás, desarrollando la empatía y la compasión como valores fundamentales en su vida. A través del servicio, los jóvenes pueden experimentar un crecimiento personal y espiritual, fortaleciendo su relación con Dios y con los demás.

Siendo los jóvenes mensajeros de esperanza y portadores de luz en tiempos de dificultades, pues el peso de la cruz se hace más llevadero al cargarla en compañía y no en soledad, siguiendo las máximas de Ignacio de Loyola extendemos la invitación a los jóvenes para que hagan de su vida un “en todo amar y servir”.


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