En «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», el Papa Francisco hace referencia al cántico de San Francisco de Asís, donde se alaba a Dios por la creación y se reconoce la naturaleza como “nuestra hermana, con la cual compartimos la existencia”. Esta metáfora nos recuerda que nuestra casa común, es decir, el planeta Tierra, es más que un simple recurso para utilizar a nuestro antojo.
En lugar de eso, debemos reconocerla como un ser vivo con el cual estamos intrínsecamente conectados y del cual dependemos para nuestra supervivencia y bienestar. La encíclica presenta
4 conceptos relevantes:
● El cuidado de los bienes comunes: somos todos responsables del cuidado de nuestros recursos de uso común. Debemos conscientemente cuidar el medio ambiente en el que vivimos, ya que obtenemos bienes y servicios de lo que nos brinda la naturaleza. El Papa Francisco plantea el desafío de proteger "nuestra casa común", lo cual implica la necesidad de unir a toda la humanidad en la búsqueda de un desarrollo sostenible, integral y responsable. Este llamado nos invita a tomar conciencia de nuestra interconexión y a trabajar juntos para preservar el equilibrio de nuestro planeta, promoviendo así el bienestar de todos.
● La mirada de Jesús: «Mirad las aves del cielo, que no siembran ni cosechan, y no tienen graneros. Pero el Padre celestial las alimenta» (Mt 6,26). Jesus nos invita a apreciar la belleza de nuestro entorno porque él mismo la observaba con amor y asombro constante. Él se detenía a contemplar la hermosura que su Padre había sembrado y animaba a sus discípulos a ver en todas las cosas un mensaje divino. Así como Jesús lo hacía, ojalá podamos detenernos en algún momento para contemplar, agradecer y respetar lo que nos rodea.
● Apostar por otro estilo de vida: existe la posibilidad de cultivar la capacidad de trascender el yo y dirigirnos hacia los demás, rompiendo la conciencia aislada, lo que permite cuidar del medio ambiente y comprender el impacto de nuestras acciones, evitando el deterioro de nuestro entorno. Cada persona puede enfrentar desafíos únicos, pero con determinación y perseverancia, es posible superarlos y lograr un estilo de vida más consciente y responsable.
● Futuras generaciones: “¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”, la pregunta nos impulsa a tomar medidas concretas para revertir los problemas ambientales y construir un mundo más sostenible. La crisis medioambiental actual plantea una amenaza existencial para la humanidad y cuestiona la viabilidad de la supervivencia de la especie en el futuro, como cristianos, esto nos debe mover a pensar en nuestro projimo, en el mas vulnerable.
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