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El estudio de la teología y las mujeres en Chile

Por: Jaime Espejo, estudiante de teología PUCV.


En los años que llevo cursando estudios teológicos he notado que la brecha de género también está presente en las facultades de teología y ciencias religiosas de Chile. Dentro de este aspecto, distingo dos realidades: la de estudios referidos a las ciencias religiosas y pastorales (usualmente conducentes a la obtención de títulos de pedagogía en educación religiosa, filosófica y ética escolar); y el estudio de la sagrada teología propiamente tal (conducentes a grados canónicos y, en general, el ejercicio académico de la disciplina).


En la primera realidad, que es la mayoritaria (a nivel de estudiantado) a lo largo de las universidades católicas de Chile, la brecha de género, en general, no es tan notoria. Sin embargo, en muchas facultades o institutos hay una marcada presencia mayoritaria de mujeres estudiantes.


Pero lo que me preocupa realmente es la poca presencia de mujeres estudiantes de teología. Dicha ciencia históricamente ha sido terreno de los hombres. Lamentablemente durante mucho tiempo el estudio de la ciencia sagrada estuvo vedado en la práctica para las mujeres. También es cierto que la ampliación del concepto “teología” y estudios teológicos con el influjo de los estudios seculares en ciencias de la religión ha dado grandes teólogas a la historia del pensamiento. Sin embargo, aquí no quiero tratar de aquellas ciencias, sino de la ciencia teológica canónica católica.


En Chile, las dos facultades de teología católica existentes, la de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, cuentan con mayoría de hombres estudiantes, absoluta en la primera y simple en la segunda. En la Católica de Valparaíso, mi alma mater, afortunadamente son conscientes de este problema, y, en conjunto con la Fundación Carlos van Buren, se beca a las mujeres tanto estudiantes de ciencias religiosas y estudios pastorales como a las estudiantes de bachiller canónico en teología, con tal de fomentar la presencia femenina en este campo de estudios.


Como estudiante varón de teología he llegado a la convicción profunda de que nuestro país y nuestra Iglesia necesita más y cada vez mejores teólogas, que sean capaces de ser la conciencia crítica femenina y la voz del Cristo mujer. Ellas deben ser firmes testigos y discípulas misioneras, a imagen de María, en estos tiempos de debacle eclesial, donde una de las grandes causas de la crisis yace en la ausencia sistemática de las voces femeninas. Hago un llamado a las católicas de nuestro país a adentrarse y optar por el estudio universitario de la teología, pues creo que solo con ellas la Iglesia será verdadera luz del mundo y de nuestro país. Ellas significarán un tremendo aporte a la teología chilena y a la conciencia crítica de la Iglesia ¡Nunca más sin ellas en la Iglesia de Cristo!

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