Este domingo 18 de junio se celebra en Chile el día del Padre, fecha en la que se busca homenajear a quienes cumplen la labor diaria de criar y guiar a sus hijos en la vida, ser un modelo de vida y de entrega de amor y cariño.
Lamentablemente la realidad chilena nos obliga a reflexionar respecto de lo difícil que puede significar esta fecha para muchas personas en nuestro país, ya que según resultados del Instituto Nacional de Estadísticas INE más de 20 mil niños y niñas que nacen en Chile no son reconocidos por un padre ( Fuente: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/sin-padre-reconocido/687513/). Socialmente es muy conocida la figura del “papito corazón” o del “padre ausente”, figuras que lamentablemente han permeado en el vocabulario colectivo porque existe un porcentaje de la sociedad que se siente representado por esa figura de abandono.
Como católicos tenemos la misión de hacernos cargo del problema y encarar la realidad más allá de las estadísticas y de lo genérico. Una figura que está siempre presente cuando pensamos en un padre en el catolicismo es San José, quien fue el padre terrenal de nuestro Señor Jesucristo y se entregó de pleno a la misión de cuidarlo y criarlo.
Otra figura en la Iglesia quizás más cercana a nuestra realidad es San Alberto Hurtado, a quien se le concedió en algún momento el título de “un Padre para Chile”, pues se preocupó de quienes estaban desamparados y huérfanos de padre e incluso también de madre mucha veces, y entregó su vida para estar al servicio de ellos, a quienes llamaba sus patroncitos.
Como Iglesia esto es a lo que debemos aspirar; a buscar la manera de inspirar a quienes cumplen el rol de padres a que pueden apoyarse en el Evangelio para cumplir su misión, y en la guía de los santos para encontrar inspiración, pero por, sobre todo, a buscar que los padres de Chile y el mundo sean cada vez más tomados en cuenta y considerados como parte esencial de la familia, y no solamente como meros proveedores. Los padres deben formar parte integral de la crianza de los hijos, y estar presente en sus vidas y crianza tanto como se espera de sus madres.
Finalmente, es importante también hacer un homenaje a quienes cumplen el rol de padres sin serlo en el sentido biológico de la palabra: padrastros, abuelos, tíos, hermanos, etc. Muchas veces la figura paterna se traslada a algo mucho más allá del sentido biológico, y eso es algo que como Iglesia igual debemos acoger y valorar, porque no hay nada más cristiano que acompañar en la crianza indistintamente del vínculo directo o no.
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