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  • Foto del escritorTiempo Magis

Navidad 2019.

Por: Melanie Taylor, Comunidad de Vida Cristiana.


Probablemente a varios nos ha costado recogernos durante este Adviento, a mí por lo menos no se me ha hecho fácil rezar y contemplar el Pesebre como me gusta hacerlo en este tiempo. Sin embargo creo que este año en Chile hemos vivido un Adviento prolongado. Nuestro Adviento comenzó antes. Dios lo sabe y me atrevo a decir que cuenta con ello. Cuenta con que nuestro corazón está revuelto, inquieto, y seguramente necesitando más que otros años que venga Él a traer la Paz anhelada ¿Qué es la Navidad sino eso?


Nuestro país vive una espera anhelante hace ya 2 meses, una espera que a mi modo de ver tiene mucho que ver con la Navidad, que tiene mucho que ver con lo que este niño nos quiere traer y nos viene a decir.. ¿Qué esperamos?


Esperamos Igualdad en los derechos y oportunidades

Esperamos Justicia en la distribución de los recursos

Esperamos que brille la Verdad y traiga luz

Esperamos que todos y todas puedan vivir en la Paz que merecen

Esperamos que reine el Amor en los corazones que se llenan de odio

Esperamos que todos sean Respetados y tratados según su Dignidad, esa por la que somos todos iguales

Esperamos Consuelo y reparación para aquellos que han sufrido por la violencia

Esperamos Empatía, con la que podamos hacer el ejercicio de ver y sentir el mundo como lo ve y siente el otro

Esperamos Libertad auténtica, con la cual cada uno pueda ser quien es.

Esperamos Perdón, misericordia, que dejemos de tratarnos y condenarnos con odio los unos a los otros por nuestras diferencias

Esperamos un nuevo modo de tratarnos, volver a mirarnos a los ojos y reconocernos como iguales

Esperamos volver a ver al otro como hermano y no como competencia

Esperamos…


¿Que esperamos? Que el mensaje de Jesús se haga carne en nuestra tierra. En el fondo, eso esperamos.


Creo que este año nuestro corazón de asemeja un poco más a la experiencia de Belén. Qué preocupada debió estar María y José buscando posada, cuántas incertidumbres deben haber invadido sus corazones, cuántas angustias y temores deben haber querido entorpecer ese momento sublime. ¡Cuanta falta de control tenían del momento!.. Y de la mano con ello, cuánta esperanza, cuánta ilusión, cuántos anhelos deben haber traído consigo a ese pesebre. Y en medio de este revoltijo de experiencias, de emociones, de vulnerabilidad y descontrol, decidió llegar este niño. Así pienso que llega a Chile, a lo hogares de Chile este 2019, y considero que esto es una oportunidad para centrarnos en lo realmente importante.

Estamos más sensibles, sin duda, y por eso decimos que en varios sentidos “despertamos”. ¿Cómo no despertar también entonces más profundamente al misterio de lo que celebramos en esta noche Santa? ¿Cómo no despertar a este amor desmedido, tierno, humilde? ¿Cómo no despertar al mensaje que nos trae y empezar a hacerlo más carne en nuestra vida? ¿Cómo no despertar y contemplar con reverencia este misterio, y dejarnos tocar profundamente por él en esta fiesta del Amor?


Pidámosle a Jesús que nos despierte en serio, que nos remueva interiormente, porque si nuestro corazón no despierta al Amor, es difícil que este se empiece a vivir de verdad en nuestro país. Si mi corazón no despierta y se cuestiona en su modo de tratar a aquellos con los que comparto la vida, si no me cuestiono en cómo trato a la persona que veo limpiando, al que me recibe la plata en el peaje, que me lleva en la micro, el uber o me atiende en el quiosco, es difícil creer que en Chile habrá un trato más humano. No son sólo las pensiones, la educación, salud, etc (que sin duda son fundamentales!) Somos también nosotros, es cómo nos miramos, cómo nos tratamos.


Hay vientos de esperanza por los cambios que podría traer una Nueva Constitución, pero creo que como creyentes no podemos olvidar que la Revolución más potente es la del Amor, ese que comienza en el interior de cada uno, que sin duda se hace concreto en leyes y estructuras, pero no podemos olvidar que también en mi corazón y el tuyo. Ahí se juega mucho, no es irrelevante, no es secundario. Esta revolución no será dada por nuevas leyes, sino que esa depende de nosotros, y en eso, la Navidad tiene mucho que decirnos, tiene mucho que removernos, tiene mucho en lo que cuestionarnos.


¿De qué me habla Jesús desde el Pesebre este año en la celebración de su Natividad? ¿Cómo se ha encarnado en mi vida este año? ¿Cómo se ha encarnado en las manifestaciones, en los clamores de la gente? ¿Cómo responde al odio, a la violencia? ¿Cómo quiere encarnarse en mi vida? ¿Cómo encarnarlo más en mi familia, en mi trabajo, en mi Chile querido? ¿A qué me invita?


Miremos el pesebre con ojos nuevos, busquemos ahí respuestas y abramos nuevas preguntas. En época de polarizaciones y banderas, qué lindo pensar que nos abanderemos realmente, no desde las palabras sino desde el estilo de vida, por Jesús, por encarnar su mensaje de humanidad, de servicio, de respeto por la dignidad, de trato cariñoso… No se me ocurre mejor respuesta que esa para el Chile de hoy.


Espero que podamos vivir una Navidad muy profunda este año, muy llena de la humanidad y divinidad de Jesús, y nos dejemos conquistar más por este Dios hecho niño que viene a hacer morada en el torbellino de nuestro corazón y de nuestro país.

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