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  • Foto del escritorTiempo Magis

María como compañera de vida

Por: Araceli Mancilla.


Todos los años, desde el 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre como comunidad católica celebramos el Mes de María. Un tiempo en donde prima el amor y la gratitud. Celebramos a María en el periodo más fértil de la tierra. Un sentido simbólico que le da bastante profundidad a lo que honramos durante estos días.


Así como muchas cosas han cambiado durante este año, producto del contexto de la pandemia que nos encontramos viviendo. Estas festividades cristianas también se han adaptado. Es bastante extraño vivir este mes de María así, estando aislados, no pudiendo reunirnos aún con nuestras comunidades en parroquias o capillas para honrar a nuestra madre. Me acostumbre a vivir este mes tan tradicional y lleno de amor para los cristianos de manera especial.


Si miro a mi infancia, podía identificar rápidamente cuando se acercaba el Mes de María porque los días comenzaban a ser hermosos, soleados, coloridos etc. La capilla se llenaba de flores, todo se renovaba, la gente incluso se veía más alegre, más amable y cariñosa. Las canciones en el coro generaban un ambiente de felicidad, sentía que todos en la comunidad se entregaban a ser acompañados por nuestra madre.


A medida que fui creciendo la fui sintiendo más cerca espiritualmente porque cuando somos pequeños tenemos la idea de que es alguien muy lejana, que nos ayudará cuando se lo pidamos o a quién debemos encomendarnos. Y agradecerle su presencia y amor. Cuando algo sucedía, cerrar los ojos y rezarle a María, me hacía sentir automáticamente con manto protector. Producto de diversas experiencias logre conocerla más, actualmente la veo en mi madre, en mis abuelas, en tantas mujeres que he conocido, que dan la vida por sus seres queridos, que se entregan auténticamente sin titubear, que luchan y se esfuerzan por sacar adelante a su familia, por brindarle lo mejor que esté en sus manos para acompañar en su crecimiento a sus hijos. Tantas mujeres rompiendo esquemas, luchando por hacer lo que sienten correcto, siendo valientes cómo lo fue maría. Una mujer de entrega silenciosa, que lo dio todo simplemente por amor.


En este mes dedicado a ella, que mejor que permitirnos profundizar en nuestro vínculo con María, desear conocerla más. Para darnos la oportunidad de madurar la imagen que tenemos de ella, para así crecer en fe. Solo así entenderemos de mejor manera como vivir al estilo de Jesús, pues quien más que ella que lo conoce desde su rol como madre.

¿Por qué no hablamos tanto de María? Cuando es nuestra madre y guía, es un ejemplo de humildad, de esperanza, fe, de bondad y fidelidad. Una mujer sencilla, quien cuidó, protegió. Su rol es muy importante en la vida de Jesús por la manera en que lo acompañó, estuvo ahí en todas sus ocurrencias y acciones, las cuales en gran parte quebraban los esquemas sociales de ese tiempo, finalmente ella se dispuso a entenderlo y aceptarlo con todo lo que significaba educarlo. Todo esto fue posible gracias a la primera entrega que realizó al disponerse y aceptar ser su madre. Fue valiente ante la posibilidad de ser juzgada por los demás. Amo de manera tan grande que se entrego por completo.


Ella es amor de madre. Un amor sin manual, un amor que no necesita ser perfecto para ser real. Pensemos en María madre de un Jesús humano; quien vivió, sintió, soñó y se vio arriesgado a nuevos desafíos, en algunos camino de manera firme y segura pero también tuvo momentos en donde dio pasos tímidos porque tuvo miedo. Así como Maria estuvo en cada uno de estos momentos, todos nosotros tenemos una imagen materna que también lo está y bastante cerca, esa imagen que nos da seguridad, ánimo y nos acompaña al caminar sin perder la esperanza, aunque nosotros lleguemos a sentirla ausente.


Reconozcamos que es lo que la hace grande, honremos la maternidad. Porque bajo su manto el miedo desaparece. Caminemos a su lado, ofrezcamos nuestra vida para transformarla. Déjala estar cerca para que te acompañe desde lo sencillo. Quien mejor que la propia madre de Jesús para enseñarnos cómo seguirlo. Quien más para demostrarnos cómo la fe nos acompaña y nos permite aguantar los dolores más grandes como el perder a un hijo…


Y para ti… ¿Quién es María?


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