Por: Daniela González, profesora.
Durante esta cuarentena ha aflorado mucha de la gordofobia que tenemos internalizada como sociedad. Dietas milagrosas, rutinas de ejercicio y memes nos dejan claro que lo peor que nos puede pasar hoy es salir gordos del encierro y no enfermarnos de Covid-19. ¿Y qué entendemos por este concepto? Gordofobia se define como ese odio que sienten algunas personas por otres que padecemos sobrepeso y se expresa a través de la discriminación, rechazo y burla.
Hay personas que se creen con el derecho de dañar nuestra salud emocional solo por el hecho de tener “kilos de más” y lo peor, es que muchas veces es a través de “falsas preocupaciones” sobre nuestros estados de salud, cuando la verdad es que el problema es cómo se ven nuestros cuerpos, que no calzan con los estándares de belleza para el consumo.
Ser una persona gorda o con sobrepeso, nunca ha sido fácil en un mundo donde se posiciona la delgadez como sinónimo de “buena salud” y “sacrificio”. Pareciera que tener un cuerpo no hegemónico te volviera automáticamente en una persona descuidada y lejana al “amor propio” del que tanto se habla en redes sociales y en los medios en general.
Está claro que la extrema delgadez y la obesidad son problemas de salud, el conflicto radica en cuando nos tomamos la atribución de opinar y dar consejos sin que sean pedidos. Esto solo causa daño y presión en los/as demás. Todos/as tenemos un espejo en nuestras casas, sabemos como es nuestro cuerpo, no necesitamos la opinión de nadie más.
No hay nada más nocivo para nuestro bienestar emocional que castigarlo con ejercicios y dietas que no nacen desde el amor propio sino de la presión social por tener un cuerpo distinto. Todes merecemos amar nuestros cuerpos, porque es nuestro espacio sagrado y el que habitamos cada uno de los días de nuestra vida.
Ligado con el amor propio, se me viene a la cabeza la canción de Lady Gaga, Born This Way, que aborda la autoaceptación y el empoderamiento de las minorías en general. Pero es interesante la conexión que la artista hace con Dios y cómo para este somos perfectos en todas las formas posibles, “God makes no mistakes”.
Y es que mi familia siempre me ha hablado de un Dios que me ama y me acepta tal y como soy, con todas mis cualidades y defectos. Por lo tanto, reducir nuestras cualidades y valores a solo la corporalidad, nos aleja de este mensaje y del amor inmenso que éste nos tiene.
La belleza y perfección son subjetivas, por eso no lo ligo a esta frase, en la diversidad radica el “no comete errores”, puesto que no hay una verdad absoluta sobre esto. Todos y todas merecemos un lugar en este mundo y nuestro valor no se puede reducir al cuerpo en el que habitamos.
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