Por: José Manuel Cruz, jesuita colaborador de Infocap.
Al conmemorar el Día internacional de la erradicación de la pobreza, surge un nuevo impulso para reflexionar sobre la situación de cada uno de nuestros compatriotas, de todos y todas los que habitamos esta faja de tierra llamada Chile, especialmente aquellos más excluidos de nuestra sociedad, los que han tenido menos oportunidades. Podemos pensar, por ejemplo, en las personas que viven precariamente en los campamentos: 40.541 familias en 702 campamentos a lo largo del país. Pongamos también la mirada en las personas en situación de calle: solo las registradas el año 2017 eran 10.610 (casi la mitad en la Región Metropolitana), pero deben ser muchas más. Recordemos a los que mueren por la negligencia y mala atención de la salud pública, los que padecen el abandono de la educación por parte del Estado, los niños que viven en los hogares del SENAME, los miles de jubilados que reciben pensiones miserables, los que trabajan sin contrato ni protección legal, los miles de extranjeros que han llegado huyendo de la guerra, las crisis humanitarias y la desesperanza… y tantos otros pobres de nuestro país.
Sabemos que los datos admiten muchas interpretaciones. Por ejemplo, solemos escuchar que Chile ha disminuido drásticamente la pobreza en los últimos años. Eso es cierto: el año 2006 había un 29,1% de pobreza por ingresos, mientras que el año 2017 se constataba una reducción al 8,6% de pobreza (extrema y no extrema), que equivale a 1.528.284 personas. Sin embargo, si consideramos la pobreza multidimensional las cifras son desalentadoras: en el año 2017 se estimaba una pobreza del 20,7%, que correspondía a 3.530.889 personas. La razón es que esta última, a diferencia de la pobreza por ingresos, incorpora cincos dimensiones diferentes para la medición de la pobreza: i) educación, ii) salud, iii) trabajo y seguridad social, iv) vivienda y entorno, v) redes y cohesión social. La pobreza multidimensional da una mejor aproximación de la real calidad de vida, porque considera indicadores básicos como la escolaridad, la atención de salud, la habitabilidad, el entorno y la seguridad, entre otros.
Con todo, la pobreza no es solo un problema económico o técnico. Por eso estoy convencido de que no podemos eliminar la pobreza si no combatimos los males que la provocan y que están en la raíz de este pecado social. Por lo tanto, para erradicar la pobreza lo que debemos erradicar es el egoísmo, la indolencia, la injusticia, las escandalosas desigualdades sociales, las justificaciones economicistas de un sistema inmoral, el individualismo, los abusos laborales, el consumismo, la segregación urbana, el clasismo, la xenofobia, la violencia y la destrucción del ecosistema. En este camino puede inspirarnos el proyecto de plenitud al que nos llama Jesucristo ¡Es una obra difícil, ambiciosa, colectiva y permanente! Dicho en positivo: debemos promover el respeto de la dignidad y los derechos de todas las personas por igual, las condiciones laborales justas, la educación pública, gratuita y de calidad, el pluralismo de los medios de comunicación para que realmente informen lo que hoy ocultan, el rol formativo y cívico de las familias, la justicia y la solidaridad, el sentido del bien común.
En esta gran tarea nacional, Infocap cumple un papel sencillo pero no por eso menos importante. Es una institución de la Compañía de Jesús, fundada en 1984, con la misión de dar herramientas a los trabajadores y trabajadoras para que puedan desarrollarse como personas y como especialistas en un oficio. Es un centro de capacitación y educación, pero también un lugar de encuentro y dignidad. Uno de los ejes de la propuesta formativa de Infocap es la educación popular: el conocimiento se construye colaborativamente, partiendo de la base que traen los estudiantes y sus experiencias. Intenta realizar un aporte cotidiano para un país más justo y humano.
Dentro de Infocap se abre una iniciativa especial para los jóvenes: el proyecto Casa Infocap. Es una experiencia de voluntariado, formación y vida en comunidad para universitarios, sin importar la carrera que estudien. Se les invita a vivir durante un mes en Infocap, conociendo a sus estudiantes y la realidad que nos desafía cada día. Podrán servir mediante acciones concretas de apoyo y acompañamiento, reflexionar sobre la vocación y la justicia social, compartiendo con otros jóvenes sus anhelos y esperanzas. Es una gran oportunidad para renovar la mirada de nuestra sociedad desde los más vulnerables y para que juntos vayamos erradicando la fría indiferencia que nos empobrece.
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