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  • Foto del escritorTiempo Magis

Entrevista a Benito Baranda sobre la convención constitucional

“Contemplar y dialogar son una clara senda evangélica para construir una sociedad más justa y colaborativa”


A Benito Baranda, convencional por el distrito XX, se le ve feliz de la vida. Pese a que su siempre apretada agenda se ha vuelto incluso más ajetreada con su nuevo rol, se dio el tiempo de conversar con Tiempo Magis para analizar el primer mes de la Convención Constitucional.


Desde un principio, aclara que los permanentes cuestionamientos y críticas que se ven a diario en los medios de comunicación y en las redes sociales, que muestran un proceso desordenado, están lejos de graficar lo que realmente sucede al interior del Palacio Pereira, pues asegura que se ha trabajado sin descanso y que los avances son importantes.


Además, nos cuenta cuál fue su motivación para postular a este cargo, el espacio que hay dentro de la Convención para la expresión de la fe religiosa y el rol que debemos jugar los jóvenes en este y otros procesos sociales y políticos.


La sensación mediática en muchos momentos ha sido la de un proceso turbulento, desordenado y en que se ha avanzado poco. ¿Qué realidad has percibido tú desde adentro de la Convención?


La instalación de la Convención arrastra las tensiones sociales que experimentamos en el país, su heterogeneidad hace que al interior de ella –especialmente en sus inicios- se volcaran los prejuicios, las relaciones asimétricas y discriminaciones, algo que progresivamente ha ido disminuyendo producto de la cercanía y conocimiento mutuo (especialmente en el trabajo dentro de las Comisiones).


Hoy, a un mes de su inicio, el trabajo es de una alta intensidad, en la mesa ampliada y en cada una de las 8 comisiones, tanto en los horarios laborales dentro de las salas y fuera de ellas en largas jornadas de deliberación y análisis. Esto se ha enriquecido con numerosas audiencias públicas y documentos a leer, rumiar y discutir.


En esta segunda fase a la estamos entrando en la Convención, ya de rodaje, nos preparamos para enfrentar los temas sustantivos, y para ello creo que hemos hecho un primer tiempo responsable y ordenado.


¿Cómo ha sido tu experiencia personal al interior de la Convención? ¿Cómo valoras esta experiencia?


¡Espectacular!, cada mañana -al levantarme- tengo muchas energías para dedicarme a esta tarea, me traslado en transporte público y allí aprovecho de conversar con personas que siguen muy de cerca lo que va deliberándose en la Convención. He logrado establecer relaciones adecuadas con las y los convencionales en el Pleno y en la Comisión provisional de ética donde me ha tocado participar, conociendo una gran diversidad de personas, con historias y sueños, que me sorprenden cada día por su compromiso y dedicación.


¿Cuáles son tus expectativas de cara a la realización de este proceso?


Creo que se han ido cumpliendo mis expectativas y las de quienes me han acompañado en este proceso, ya estamos instalados y trabajando, logrando los objetivos que nos propusimos al iniciar esta tarea. Tengo una esperanza intacta en esto que hoy vivimos, la manera en que nos vinculamos al interior de nuestra sociedad ya está en un proceso de transformación.


¿Cuál fue el origen de tu motivación para participar en la Convención? ¿Cuánto influyó tu vocación social?


La motivación principal fue la de ponerme a disposición para colaborar con el entendimiento y los acuerdos para esta nueva manera de convivir, una manera más justa y equitativa, donde el respeto mutuo se refleje en la forma en que distribuimos el poder, las oportunidades y recursos. Me movilizo profundamente desde el compromiso social que nos anima con Lorena, cuya raíz es el Evangelio de Jesús, nuestra vida comunitaria, la experiencia de Iglesia y la misma doctrina social que desde la adolescencia hemos conocido.


¿Cómo se relaciona tu fe con las preocupaciones políticas y sociales?


Hay una relación íntima, cotidiana y permanente, donde la base de ello es el discernimiento constante a la luz de la fe.


¿Qué espacio hay para la expresión de la fe religiosa en este proceso constituyente?


El primer gran espacio es la vida misma dentro de la Convención, es decir las relaciones que establecemos, la manera de convivir y de tratarnos, el tiempo que nos damos para conocernos y escucharnos. Simultáneamente está el vínculo permanente con las personas y comunidades de La Florida, Puente Alto, Pirque, San José de Maipo y La Pintana, donde la participación es la mayor expresión del ser Iglesia, donde el contemplar y dialogar son una clara senda evangélica para construir una sociedad más justa y colaborativa.


¿Qué rol crees que debemos jugar los jóvenes en proceso sociales y políticos tan importantes como este?


¡Involucrarse!!! No es suficiente indignarse, protestar y solicitar la transformación de la sociedad que excluye y margina, es urgente que se hagan partícipes de este cambio. Para ello están algunas y algunos en la misma Convención, sin embargo, lo más importante es activarse para aprovechar todas las instancias de participación que abrirá este proceso. Igualmente se requerirá muchísima participación en el plebiscito de salida y, si la Constitución es aprobada, en la posterior implementación por medio de nuevas leyes, normativas e instituciones. El cambio constitucional debe ir acompañado de una transformación cultural y ésta solo será lo suficientemente profunda si moviliza a muchas y muchos jóvenes a vivir diferente.

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