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Modos de Oración

Pausa Ignaciana

La pausa ignaciana, como su nombre lo indica, es un modo de oración corto, preciso y conciso que nos permite cerrar el día con el señor. Para esto, la pausa ignaciana consta de tres momentos esenciales: el primero es dar gracias. Este primer punto nos orienta a revisar el día y agradecer al menos un momento del día en donde pudimos ver al señor a nuestro lado. Estos momentos pueden ser una buena conversación con un amigo, un momento de silencio, la entrega de una buena calificación, etc. Debe ser al menos un momento o acción que agradezco del día.

El segundo momento es el más difícil: el pedir perdón. Por qué cosas creo que debo pedirle perdón al señor. En que me equivoqué, en que hice mal a otros, en que pude haber obrado mejor, etc. Es importante que este momento sea lo más honesto posible, ya que estoy solo con Dios, sin que nadie me juzgue ni que interprete sobre mis acciones. 

El tercer y último momento es el de pedir: como hijos predilectos nos podemos dar el lujo de pedirle a nuestro padre algún favor concreto para el día siguiente, la salud de alguien querido, etc.

Si bien la pausa ignaciana surge para cerrar el día, la acción de rezar con estos tres momentos específicos nos orienta para nuestra oración constante y permanente. Siempre hay algo que podemos agradecer, y como tal, esta es una de las partes más importantes ya que nos ayuda a reconocer la acción de Dios en cosas pequeñas y concretas.

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