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Bailes Religiosos: un encuentro absoluto con Dios.

Por: Gabriel Alburquenque.


La fiesta de la Virgen del Carmen de La Tirana es una preciosa muestra de amor que los católicos del norte grande de Chile hacen en honor a la chinita. Esta festividad se realiza todos los años entre los días 10 y 20 de Julio teniendo su día principal el 16 de Julio, día de la Virgen del Carmen. A esta cita de fe y devoción acuden hombres y mujeres de todo Chile, asimismo del sur del Perú y Bolivia, y del norte de Argentina, todos con una sola misión, llegar al pueblo y rezar a los pies de la imagen venerada de la Virgen del Carmen. El número de peregrinos fluctúa entre los 250 mil, cada quien llega al pueblo con un corazón rebosante de alegría y con esperanza de que la virgen pueda otorgarles la petición que tanto desean.


Esta es una fiesta en donde lo que se vive explícitamente es el don de la fe, una fe sencilla, popular, pero de una profundidad y de un compromiso sin precedentes. Los bailes religiosos son lo que más llama la atención: sus danzas, los trajes, los cantos, los ritos, todo habla de la fe. El sentido de la danza en La Tirana tiene que ver con una profunda concepción andina acerca de la importancia del santuario que es hacia donde se peregrina, hacia donde confluye todo el devenir de la cosmovisión andina. El santuario es el eje de encuentro de todos los caminos, el lugar en donde se ofrece toda la vida, una danza que se convierte en esos días de fiesta en una ofrenda sagrada. El sentido de la danza es el encuentro con el Absoluto de Dios, que en la fiesta tendrá marcados momentos de dramatismo, especialmente en la subida de la Virgen a su camerino, o las despedidas de las sociedades de bailes religiosos. La música, los cantos, el desgarro del alma al ver que la fiesta se acaba, que el tiempo sagrado está llegando a su fin. Es en estos momentos clave en donde el bailarín religioso tendrá su más alta intimidad con Dios, de gran profundidad interior y contemplativa. Es por eso que el sentido del baile implica un reconocimiento del paso de Dios por sus vidas, encontrando en ello el sentido de la existencia misma. Es una experiencia que no es sencilla de explicar dada la intimidad que le caracteriza, tan personal como la oración misma, es una clara característica de una experiencia trascendental, un encuentro personal con Cristo, que configura y transfigura a quien lo vive.


Existe una gran variedad de bailes religiosos en la fiesta de La Tirana, algunos de tradición precolombina, otros de tradición pampina y otros más modernos. No es la intención nombrarlos a todos, sería un despropósito, no obstante, sería bueno nombrar a los más populares, explicando a grosso modo su significado, pero antes, debemos contextualizarnos.


En la época posterior a la guerra del Pacífico, las agrupaciones de devotos que organizaban la celebración de la Virgen de la Tirana, estaban formadas por trabajadores y pobladores de las distintas oficinas salitreras de la región, tanto en la época previa como posterior, los sacerdotes eran prácticamente inexistentes, por lo que la gente católica común fue manteniendo viva la fe por medio de los bailes religiosos y sus particulares ritos y modos organizativos. La población que asistía a la fiesta de La Tirana era de una patente heterogeneidad étnica: de ascendencia peruana, boliviana y chilena, cada cual con sus propias tradiciones de danza religiosa. Hasta esas fechas en La Tirana todavía existían algunos bailes de raíz andina-colonial: chunchos, cuyacas o cullacas, llameros; también estaban los morenos y los diablos sueltos, de raíz marcadamente colonial. Sin embargo, también a finales del siglo XIX, hace su aparición en la festividad un baile en particular, al que se le dio un especial protagonismo: el baile chino. En efecto, el baile chino tiene su origen en las danzas a la Virgen del Rosario en Andacollo desde 1584, lugar en donde se inician los bailes religiosos propiamente chilenos. Como el territorio de Iquique y Arica ahora pertenecían a Chile, en un intento de apropiación de la festividad y de chilenización del territorio, las autoridades civiles y eclesiásticas, aprueban la inserción de un baile propiamente chileno, el cual tendrá posteriormente un gran honor, pues serán quienes sacarán a la virgen en procesión.


Bailes antiguos: Las cuyacas o cullacas: es un baile pastoril femenino; Los chunchos: es un baile tradicional de saltos y gran aparato coreográfico; Los morenos: su imaginario se circunscribe en elementos moros; Los diablos sueltos: este es un grupo de personas que se visten de diablo y bailan alrededor de los otros bailes. La misión de los diablos sueltos es la de crear un perímetro, echando a la gente que se asoma a mirar, para que el baile pueda hacer su coreografía sin contratiempos. Es un baile de salto, aunque también se pueden ver brincos o camino a paso lento.


Bailes pampinos: El baile chino: como ya se ha dicho, tiene su origen en las fiestas de Andacollo, el simbolismo de su baile, monótono, pero de gran profundidad contemplativa; Pieles rojas: este baile se crea después del proceso de chilenización del territorio del tamarugal, en aquella época estaba muy mal visto, so pena de hostigamiento por parte de las ligas patrióticas, el bailar danzas que evocaran las costumbres indígenas peruanas o bolivianas. Es por eso que los antiguos danzarines de tobas, kullaguada, entre otros, buscarán nuevos modos de presentar su baile a la virgen. Es así que, con la llegada del cinematógrafo a las oficinas salitreras, encontrarían su gran inspiración: las películas de western mostraban la existencia de indios estadounidenses que no provocaban odio en los chilenos. Es así como nacen los bailes pieles rojas y todas las demás variantes: dakotas, siux, cheyenes, apaches, jalaguayos, etc. Los gitanos: es un baile de pareja y de filas. Los varones visten pantalón y calzado, llevan un pañuelo amarrado a la cabeza y otro pañuelo tomado por ambas manos que mueven al bailar. Las mujeres visten anchos y largos vestidos a la usanza gitana, acompañadas de panderos que agitan al bailar. Los acompaña una banda de bronce.


La lista de bailes religiosos es enorme, más de 250 bailes repartidos entre chunchos, indios, gitanos, morenos, diabladas, zambos caporales, cuyacas, tobas, tinkus, pujillay, antawaras, kullaguadas, etc., que rinden culto a la Virgen del Carmen de La Tirana. Todas estas sociedades de bailes religiosos se caracterizan por compartir una sola fe, están agrupadas por asociaciones, éstas a su vez se organizan bajo la Federación de Bailes Religiosos la que trabaja mancomunadamente con la Iglesia.


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